viernes, 20 de febrero de 2015

De tal palo tal pastilla.


Mi padre era un ladrón de guante de látex y media rota que atracaba farmacias para conseguir las pastillas que le recetaban a su madre. Para lo único que mi abuela no necesitaba pastillas era para dormir. Gracias a su narcolepsia yo podía hurgar en los montones de cajas hasta encontrar los somníferos para el insomnio crónico que desarrollé a causa de los palos de mi padre, que antes de ser ladrón era farmacéutico.

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