Vino una terrible tormenta y convirtió las calles en torrentes que tragaron todas nuestras pertenencias dejándonos sin nada, sin nada que perder.
sábado, 25 de abril de 2015
martes, 21 de abril de 2015
Entrar.
El chico se quedó mirando la verja de hierro todavía cerrada y las altas paredes hormigonadas del colegio. En este primer día, todos los demás gritaban, hablaban o reían. Los adultos marcharon al trabajo atados a sus coches y la pesada puerta de rejas empezó a abrirse despacio y chirriante. Comenzaban a entrar, uniformados y en fila, cuando un fuerte dolor en el pecho le arrancó los pies del suelo y sin pensar salió corriendo con la furia de un guepardo hasta alcanzar lo alto de una colina cercana desde la que vio pasar a sus compañeros de fuera adentro como si ese acto, para ellos, no tuviese ninguna importancia.
lunes, 13 de abril de 2015
Intuición.
Yo, que nunca entendí la poesía, me dormí pensando en la frase de mi novio poeta que dice que los espejos son ventanas de quita y pon que abren huecos en las paredes. En el sueño me asomaba a una ventana-espejo y caía al vacío hasta llegar a un oscuro mundo subterráneo donde hombres de traje y corbata, con el rostro de mi novio, hablaban sin parar de paradojas y metáforas. Me fui sin dar explicaciones porque los sueños, a diferencia de las palabras, no mienten nunca.
lunes, 6 de abril de 2015
Mi sangre.
El
mordisco me quemó y atravesó la piel. Después un frío de acero
entró en mi y sentí que me vaciaba y me hacía cada vez más débil
y borrosa. Desperté gritando y apareció mi madre como de la nada:
duérmete, solo ha sido un sueño. Regresó a la nada y me llevé la
mano al cuello palpando dos agujeros que me mancharon los dedos de
sangre caliente. Los chupé y noté que el dulzor rojo revivía
partes de mi. Quedé entera a medias; medio vacía o medio llena y caí rendida en un sueño profundo del que no sé si me he despertado.
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